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Mastitis: Prevención y tratamiento para la lactancia exitosa

La mastitis es una condición que afecta a las mujeres lactantes, su detección temprana y tratamiento adecuado son fundamentales para garantizar la salud de la madre y el bebé.

7 mins para leer Sep 28, 2023

¿Qué es la mastitis?

La mastitis es una infección por bacterias que puede ocurrir durante el período de la lactancia en una o ambas mamas.

El desarrollo de esta condición puede ser potenciada por varios factores incluyendo: un vaciado inadecuado de las mamas con una subsecuente obstrucción, estrés o fatiga excesiva, ropa ajustada, malnutrición materna, pezones fisurados, y/o técnica inadecuada de lactancia. Se puede reconocer al presentar inflamación, dolor, enrojecimiento y calor en la mama, además de la aparición de fiebre e inclusive escalofríos.

La primera recomendación que se debe seguir al presentar estos síntomas es acudir al médico para iniciar el tratamiento farmacológico lo más pronto posible, el cual puede incluir antibióticos y analgésicos específicos. Durante la lactancia nunca se deben tomar medicamentos de venta libre, sino los indicados por el médico, ya que podrían afectar al bebé.

Similarmente, el vaciado completo y repetido de las mamas es recomendado durante la mastitis, ya sea mediante la succión directa del bebé o con ayuda de un extractor de leche. Este paso es sumamente importante para la resolución de este tipo de infecciones, ya que, si no podrían progresar a la formación de abscesos, cuyo manejo es más complicado y doloroso. En caso de dolor excesivo, la aplicación de compresas tibias y masajes en la zona afectada podría ayudar.

En madres primerizas, podría ser favorable que un experto en lactancia o enfermera supervise y guíe el proceso de lactancia, para asegurar que la técnica sea correcta y sea llevada de la mejor manera posible.

Por otro lado, es esencial que la madre aumente su consumo de líquidos durante el día, además de lidiar con otros factores que pueden afectar el sistema de defensas, como una inadecuada alimentación, depresión, fatiga o estrés excesivo.

¿Cómo cuidar tus pechos durante la lactancia?

Doy pecho desde el nacimiento de mi bebé y es una experiencia increíble. Sin embargo, me da miedo que se me deterioren los pechos. ¿Qué accesorios podrían ayudarme?

¡Un buen sostén para un pecho lindo!

Con la lactancia, los bebés no necesitan ningún tipo de material, ya que el pecho está siempre "listo para usar". Sin embargo, hay accesorios que pueden resultar muy útiles a diario para cuidar el pecho y optimizar la toma. Aquí se explican en detalle.

Al contrario de lo que suele pensarse, la lactancia materna no arruina obligatoriamente el pecho. ¡Un pecho bien sujeto no pierde ninguno de sus atractivos! Para ello, es necesario que te compres (o te compren) dos modelos específicos de sostén (para tener siempre uno de repuesto) que sostenga perfectamente un pecho que ha aumentado sensiblemente de volumen. Otra ventaja de estos sostenes es que disponen de un sistema de apertura por delante que permite acceder fácilmente al pecho sin necesidad de desvestirse demasiado.

Consejos de compra:

Talla:

  • Si te compras tu sostén antes del parto, espera por lo menos hasta el 8º mes de embarazo para que tu pecho ya esté prácticamente desarrollado.
  • Si lo compras después del parto y de la subida de la leche (y también en el caso anterior), sigue los consejos de la vendedora, que sabrá decir qué talla, qué copa y qué contorno te convienen para que tu sostén sujete perfectamente el pecho, no te comprima la espalda y no te deje marcas en la piel.
  • Algunos modelos no tienen armazón, mientras que otros tienen uno flexible. Elige el que te resulte más cómodo.
  • Da preferencia al algodón, suave tanto para tu piel como para la del bebé, resistente y lavable a altas temperaturas para una mayor higiene. También hay modelos de microfibra, muy bonitos y funcionales. Elige el que más te convenga.
  • Decídete por tirantes grandes, sobre todo para pechos generosos que requieran un sustento particularmente eficaz.

Pon atención al sistema de apertura de la copa, que sea fácil de manipular. En el momento de dar pecho, necesitarás una gran destreza para abrirte la copa del sostén con una sola mano.

Un consejito más:

  • Elige un modelo negro y otro blanco, de modo que resulte discreto bajo una camisa blanca y atractivo con una blusa negra.
  • Es posible que tengas que llevar el sostén día y noche, en especial al principio, por lo que es importante que sea cómodo.
  • Ahora existen modelos muy bonitos y atractivos. Aunque sirvan para facilitar la lactancia, no tienen por qué ser únicamente funcionales.
  • Piensa también en tops de lactancia (con sostén integrado) y en sostenes de escote cruzado, muy cómodos y que hacen maravillas bajo una ropa un poco ajustada.

¿Qué otros accesorios puedo necesitar?

  • Existen cremas hidratantes y calmantes para pechos sensibles. Pide consejo a tu farmacéutico. El olor y el gusto de la crema no tienen por qué ser del agrado del bebé, así que no olvides pasarte un algodón húmedo por los pezones antes de cada toma.
  • Las toallitas de lactancia limpian los pezones sin agredirlos. Resultan muy útiles cuando estás fuera de casa con el bebé. De lo contrario, lo mejor es el agua.

Almohadillas

Estos discos suaves sirven para recoger el exceso de leche producido por tu pecho las primeras semanas. Resultan muy útiles para evitar las manchas en la ropa entre toma y toma. Cámbialas regularmente para no tener el pecho en un entorno húmedo que propicie la aparición de grietas. Tienes dos opciones en función de si las utilizas mucho o no: almohadillas desechables y almohadillas lavables. ¡Tenlas siempre a mano para mayor tranquilidad!

Protectores de lactancia

Aunque se usan para lo mismo que las almohadillas (la pérdida de leche entre toma y toma), son más rígidas y gruesas. De esta manera, estimulan permanentemente el pecho. Si tu producción de leche es abundante, evita usarlas porque ello acentuará el fenómeno y puede provocar una congestión. También se desaconsejan en caso de grietas, ya que los pezones deben permanecer secos.

Los protectores de lactancia tienen dos ventajas: en primer lugar, para las mujeres con pezones ultrasensibles, evitan el contacto directo entre el pezón y el sujetador o la almohadilla; y, en segundo lugar, resultan recomendables para las mujeres con los pezones poco formados e incluso planos, ya que les ayudan a formarse (en este caso, deben utilizarse en la recta final del embarazo, así que pide consejo a tu ginecólogo).

Protectores de silicona para el pezón

Con estos pezones artificiales, generalmente de silicona, puedes ayudar a tu bebé si tiene dificultades para agarrarse naturalmente al pecho. Asimismo, protegen los pezones si son muy sensibles. Sin embargo, su uso es controvertido. Aunque ciertamente reducen el dolor en caso de pechos agrietados, si al bebé le agradan puede no querer tomar el pecho de forma natural posteriormente, por lo que se verá afectada la calidad de su succión (y, por tanto, de su alimentación). Debe utilizarse únicamente en casos puntuales.

Ropa que facilita la vida

¡Lactancia materna rima con sensualidad! Para empezar, no hagas una cruz sobre tus prendas favoritas (si tu generoso busto te permite llevarlas todavía) con el pretexto de que das el pecho. Como buscas la mayor practicidad, las camisetas que se abren a la altura del pecho resultan de lo mejor. También lo son las blusas con botones (muy prácticas para dar pecho en público sin mostrar el vientre). Por lo general, busca ropa cómoda, fácil de lavar y suave al tacto.

Mira un caso real

"Me había reincorporado al trabajo hacía una semana tras la licencia por maternidad y había destetado al bebé, a quien solo le daba pecho por la mañana y la noche. El primer trabajo que me confió mi jefe fue negociar con un proveedor de servicios un importante contrato. Ante un equipo formado exclusivamente por hombres, inicié mi monólogo, sacando a relucir mi lado de negociante implacable que tanta fama me había dado. En un momento dado, sin embargo, sentí una subida de leche y me imaginé horrorizada que se formaba una mancha en la blusa. Rápidamente, pedí una pequeña pausa en la negociación para ir a cambiarme las almohadillas de lactancia. Por suerte, nadie se dio cuenta y pude continuar con la negociación. Me alegro de llevar siempre almohadillas de repuesto en el bolso. ¡Uf!"

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